Una fiesta pagana, aderezada con las historias de amor de un
grupo de jóvenes y el choque generacional de estos con sus mayores
protagoniza el último álbum de Os Barbanzóns, los habitantes que
el dibujante Pepe Carreiro (Vigo, 1954) imaginó para el Castro de Baroña
en 2003, año en el que la editorial noiesa Toxosoutos publicó el primer
título de la serie. Desde entonces, Carreiro -autor también de Os Bolechas, uno de los cómics en gallego más exitosos dirigidos al público infantil- ha sacado a la luz cuatro álbumes, Baroña ou morte (2003), No solpor da Prehistoria (2004), A noite de Samaín (2005) y A noite das cacharelas, el último título, ambientado en los festejos del solsticio de verano.
El anacronismo en Carreiro no es accidental, sino buscado. Las
adolescentes del Castro de Baroña enloquecen por un grupo de musculosos
cantantes portugueses y los ancianos colapsan con sus achaques las
urgencias del hospital. \"Los personajes son tratados desde el punto de
vista actual\", reconoce el dibujante. En la última entrega de Os Barbanzóns, Carreiro retrata con tono de humor la fiesta en torno a las cacharelas.
\"Los cristianos fueron siempre muy hábiles poniéndoles nombres de
santos a las fiestas de toda la vida\", apunta el autor en el álbum. A noite das cacharelas contiene, como los anteriores títulos de la serie de Os Barbanzóns,
48 páginas de parodia sobre la enfermedad, la vejez, el amor o la
familia. Los castros que resisten a la romanización son el escenario
desde el que Carreiro se burla del presente. Su primer álbum, Baroña ou morte,
retrata la obsesión de los líderes del poblado por ser atacados y
conquistados por los habitantes de los castros vecinos. El tema, cuenta
Carreiro, no fue casual: meses antes, Estados Unidos había iniciado la
invasión de Irak. Os Barbanzóns dudan de su filiación, castreña o
celta -cuyos vínculos representa Guinness, la esposa irlandesa, y
nostálgica, raptada por el hijo de la matriarca del clan- y celebran el
Samaín, la hoy rescatada fiesta celta de la noche de Difuntos.
Os Barbanzóns, al contrario que los célebres Bolechas,
no son cómics para niños. O, por lo menos, no para los más pequeños.
Carreiro los recomienda para mayores de 12 años. Pero para los que
comienzan a leer existe otra serie, Os pequenos Barbanzóns. Los
de Baroña, como Astérix y Obélix, sufren la amenaza romana, aunque el
autor rechaza todo parecido con el célebre cómic francés. \"En este álbum
he tratado de apartarme del todo. El tipo de humor es totalmente
diferente\".