Las historias locales del pop suelen resultar un hilvanado de
florilegios y aspavientos. En el pop no hay más territorios que las
estéticas, así que insertar en la misma monografía con la excusa del
origen a un grupo sinfónico con uno de ska únicamente se puede solventar
o acumulando datos o con la hipérbole.
Sin embargo, Fernando F. Rego –novelista, administrador de La
Fonoteca, la mejor base de datos del pop español– ha dado con el secreto
para que todo resulte coherente y lúcido: no nos presenta argumentos
sino grupos, de forma autónoma, sin contexto general. Ello permite que
la historia del pop gallego no sea más que la historia de los grupos que
convivieron ahí, cada uno con su propio espacio y creando juntos el de
todos.
Con ello el lector se da cuenta de que el autor maneja el objetivo de
forma inteligente. La tipología es una tipología al uso: cada grupo se
observa en sus inicios, en su andadura, en su final, se nos ofrecen las
carátulas y un comentario de discos y canciones, y ésta es la forma de
crear una segunda lectura. Es el propio lector quien ha de canalizar
estéticas, quien ha de establecer conexiones y quien en definitiva
decide si hay evolución y espíritu general. Y sí –y ahora decido yo como
lector–, parece ser que el pop en Galicia ajusta su evolución a la
general en el resto de la península, llevando a veces ciertas actitudes a
su terreno como en el rock bravú, y en ocasiones tiende a las canciones
recogidas, volcadas a lo mínimo, a fantasías pequeñas.
La inteligencia sigue en la elección de los grupos, por supuesto no
es una compilación definitiva, así que tras los gallegos de amplias
carreras y éxito masivo –Siniestro Total o los Suaves– ha de escoger, y
la selección es impecable: tiene el acierto de decidir que Los Tamara o
Andrés Do Barro son hondamente pop, de colocar en la misma admiración a
reconocidos –Golpes Bajos– con olvidados –Radio Océano o Dar Ful Ful–, y
de dar una cancha suficiente a nuevas formaciones como Quant o Todo el
Largo Verano, que para otro investigador más atento a los soportes
físicos y los discos serían invisibles.
Si a ello se le suma como recubrimiento un estilo ameno, adictivo
incluso, y como guinda un par de CDs de regalo –esencialmente con grupos
actuales– acabamos teniendo un volumen imprescindible para todos los
que gusten de saber qué ha sido el pop en nuestro país y qué es ahora.