¿Quién sabe, aún hoy, que el universo mental de los Celtas, nuestros antepadados, es el producto de la fusión de dos culturas: aquella de los agricultores neolíticos de los megalitos, sedentarios adoradores de la Tierra-Madre y del dios fecundante de la Tempestad, y aquella de los indoeuropeos, pueblo guerrero con un pateón de cinco dioses activos?.

Desplegándose desde la llanura del Póntico norte, ellos conquistaron el mundo, desde la India hasta Irlanda, hace ya mucho tiempo... Esta grandiosa simbiosis dio forma al Occidente céltico, ese imperio abortado, hasta que la romanización, después la critianización, aniquiló hasta el recuerdo de un modo de pensar que fue el patrimonio religioso común de Europa durante mil años.